lunes, 23 de mayo de 2011

La Educación NO es UN CUENTO. Por Lidia García

La educación no es un cuento.
En un lejano rincón del mundo había un país llamado Illesquilandia, donde reinaba la paz y el amor gracias a los sabios consejos de su Rey DANI. El rey tenía mucha edad y por ello mucha experiencia para explicar a los jóvenes habitantes de su comunidad que había que cuidar tanto el entorno que nos rodea como a las personas que lo habitan para vivir felices y en armonía. Tenía a tres personas de máxima confianza: MARIO, SAMUEL y MARÍA; ellos se encargaban de poner orden en todas las disputas posibles entre los vecinos.
Recuerdo que un día, en la zona norte del país, concretamente en Villa Campoamor, había un recorrido de autobús para cruzar el país hasta la zona sur. En la parada estaban la señora MYRIAM RODRÍGUEZ, muy conocida por todos, y su amiga LIDIA RODRÍGUEZ, que siempre cogían esa línea a la misma hora. El autobús se llenaba de personas, pero ahí estaban también IVÁN, JUAN FRANCISCO y ELÍAS. Siempre llegaban a la parada temprano, pero no les gustaba guardar cola como a los demás, empezaban a dar empujones y codazos, querían ponerse los primeros, y siempre a la fuerza, lo conseguían.
Con frecuencia organizaban escándalo y peleas antes de llegar el autobús, y les daba igual que los pobres abuelos de LUCÍA, ya mayores, el señor ISAAC y la señora NATALIA, terminaran con un ataque de nervios y muy disgustados por ver cómo los jóvenes no conservaban los valores humanos mínimos de convivencia.
El caso es que cuando llegaba el autobús, en la parada ya estaban estos tres chicos, los primeros y por delante de todos. Además, no contentos con el espectáculo, subían al autobús repartiendo collejas y manotazos a MILAN, ANTÓN y JOSE MARÍA, los chicos del grupo de fútbol, que venían subidos desde la parada anterior, justo en los primeros asientos del autobús. Y como querían sentarse los primeros, en un buen sitio, para lograrlo, no reparaban en los medios. Ya habiendo jorobado bastante, y habiéndoles hecho cambiarse de sitio, empezaban a incordiar a la conductora del autobús, la señorita MIRIAM MARTÍN. Ésta ya no sabía cómo llevar la situación porque era siempre lo mismo; ELÍAS la tosía con la boca bien abierta para molestarla, IVÁN saltaba en el asiento que tenía ya casi destrozado, y JUAN FRANCISCO decía en voz alta palabrotas y se tiraba eructos.
La ruta era un calvario todos los días. Hasta que estos tres piezas no ponían el pie de nuevo en la calle, nadie volvía a respirar con alivio.
Qué lamentable es toparse con unos individuos así, ¿verdad? Menos mal que en esa ruta coincidía VERÓNICA, muy amiga de MARÍA, que ya cansada de todo, se lo contó a ésta y rápido se lo comunicó al Rey DANI.
Nada más saberlo el Rey, comentó a dos de sus mejores profesoras Doña PAULA y Doña NADIA y al sabio profesor Don IGNACIO, que dieran una lección a todos en el centro de Villa Campoamor para que nunca nadie sea como ellos, porque vivimos en una sociedad y tenemos que preocuparnos de no molestar a los demás.
La educación es muy importante en nuestras vidas; empieza en casa, continúa en el colegio y se demuestra en la calle con todo lo que nos rodea y hacia todas las personas con las que convivimos.
FIN

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